Hoy vamos a hablar de las diferentes formas en las que se pueden desarrollar los roles dentro de la relación de pareja. Lo más común es que esta distribución de papeles no se haga de forma explícita ni por tanto acordada, sino que es más bien una cuestión de adaptación conforme la relación se va creando y la dinámica entre las personas implicadas se va estableciendo. Porque es inevitable crear roles, como hemos hablado anteriormente, y a veces ocurre que con el tiempo nos damos cuenta de que el papel que llevamos a cabo no nos gusta o queremos cambiarlo (produciendo así un momento de crisis y cambio en la pareja para reajustarse), durante un tiempo inicial puede que no lo sintamos incómodo, puesto que al fin y al cabo está cumpliendo una función determinada, es decir, hace que la relación funcione, de un modo u otro.
Podemos diferenciar los tipos de roles repartidos en una pareja de dos maneras principales, cada una de ellas en su versión funcional y disfuncional. Es decir, algo es funcional cuando es tolerado por todas las partes que componen la relación, por ejemplo cuando una persona no se cuestiona su rol y no se pregunta si está de acuerdo con él o no, porque ni siquiera se da cuenta de cuál es. Se convierte en disfuncional en el momento en que se toma conciencia del papel desempeñado y se llega a la conclusión de que no se quiere seguir manteniendo y que se necesita ejercer otro rol diferente, generalmente porque las circunstancias individuales de la persona han cambiado y, por ende, el modo en el que entiende su relación de pareja.
Simétricas (ambas personas en la misma posición)
- Funcionales
Basadas en la comunicación asertiva, entender a la otra persona desde el respeto, comprendiendo sus derechos. Ante los desacuerdos se intenta tomar un punto medio procurando mantener siempre en la medida de lo posible la satisfacción de todas las personas implicadas, ya que uno de los valores de la pareja es que ninguna de las partes se sienta inferior con respecto la otra.
- Disfuncionales
Se produce cuando ambas partes de la pareja desean que su decisión individual sea la respetada y la acatada, produciéndose un enfrentamiento constante ya que ninguna de las partes está dispuesta a dar un paso atrás. Es como una lucha de poder, porque ninguno quiere ponerse en una posición complementaria. La comunicación suele ser agresiva más que pasiva. Da lugar a discusiones continuas por cualquier motivo, cualquier oportunidad es válida para establecer esta lucha de roles, aunque aparentemente no sea un motivo de importancia. Ninguna de las personas implicadas está dispuesta a ceder ni un poco para terminar el conflicto y dejar de discutir sobre algo, por lo que entran en un círculo vicioso que, a la larga, acaba teniendo perjuicios en la relación.
Complementarias (una persona arriba y otra abajo, subordinada)
- Funcionales
Las dinámicas complementarias funcionan en el tiempo cuando sin intercambiables. Es decir, cuando una pareja es capaz de ceder mutuamente dejando que a veces sea unx quien toma el mando de la situación o toma la decisión sobre algo, y en otras ocasiones es la otra persona, y esto se convierte en la forma natural de relacionarse, sin necesidad de luchar por quién decide el qué.
- Disfuncionales
En consecuencia, los roles complementarios son disfuncionales cuando son rígidos, es decir, una persona está arriba (quien toma las decisiones) y la otra abajo, de forma indefinida, y ambas partes saben que no hay posibilidad de que esos roles se intercambien, a excepción de que una de las dos, habitualmente quien está subordinada, dé pie a una crisis en la que se niegue a seguir ejerciendo su rol habitual, exigiendo un cambio sustancial en la estructura de la relación. Lo más común es que la persona que ejerce el rol inferior termine por provocar una crisis en la pareja ante su propio estado emocional desbordante, al tomar conciencia de que sus necesidades individuales no están siendo suplidas en la relación o incluso de que existe carencia de valores básicos como el respeto o el cuidado mutuo. Esta toma de conciencia suele estar anticipada por síntomas tanto psicológicos como somáticos.
Generalmente no es fácil identificar personalmente qué tipo de rol ejercemos en el marco de nuestra pareja, es más sencillo verlo desde fuera con una perspectiva objetiva sobre la interacción de las personas que la conforman. Cuando se recibe una explicación sobre el juego de roles que se está manteniendo en el contexto de una terapia de pareja, suele constituir una pieza clave en el puzzle de la situación para que las personas puedan comprender las dinámicas que llevan a cabo y, en consecuencia, trazar una ruta para poder modificarlas en función de las necesidades individuales y de la pareja.