El amor romántico: construcción sociocultural

El amor es algo que se siente y ya está. Aprendemos desde la infancia que el amor romántico es natural e incontrolable, que no decides de quien te enamoras ni las consecuencias que puede tener ese sentimiento. El amor lo puede todo. Por amor todo vale. El amor es todo.

Bien, pues resulta que no es así. Lo que es natural en las personas es la necesidad de dar y recibir afecto (de cualquier tipo, a cualquier persona, no sólo parejas). Al margen de esto todo lo que rodea al amor tiene como base una construcción social y cultural desarrollada de tal manera que permita mantener el sistema socioeconómico vigente.

Se usa el amor como una potente herramienta para que aprendamos a relacionarnos, especialmente cuando somos adultxs, ya que es cuando existe mayor presión por tener una pareja con quien desarrollar un proyecto de vida. A través del amor aprendemos qué implica ser hombre y ser mujer, aprendemos la feminidad y la masculinidad, a través del amor y la búsqueda de la pareja nos integramos en esta sociedad.

No es que sea falso que sentimos amor, el sentimiento de amor en sí mismo no es perjudicial, lo que sí lo es son los mandatos sociales y los modelos culturales que se le atribuyen: idealizamos cómo debe de ser una relación de pareja, el papel que ha de tener en nuestras vidas, y condicionamos en base a esto nuestras ideas, preocupaciones y comportamientos. De esta manera las normas sociales irrumpen en nuestras emociones, ya que es la cultura la que determina qué debemos esperar de las demás personas y a qué debemos aspirar en el transcurso de nuestras vidas, por qué cosas debemos de luchar, qué es lo importante en la vida.

¿Te suena la idea de que cuando encuentres pareja serás feliz? ¿Alguna vez has sentido que necesitas a alguien que te complete? ¿Que si estás solterx te falta «algo»? ¿Te has sentido mal por no tener pareja? ¿Y cuando la has tenido te has decepcionado porque no ha resultado ser como esperabas a lo largo del tiempo?

Se nos vende la idea de que el amor es una fuente de felicidad, si tienes pareja tendrás menos problemas, menos preocupaciones porque no estarás solx en la vida, tu vida será más completa, de algún modo por fin sentirás que encajas mejor dentro de la normalidad -la normatividad-.

Las tres primeras definiciones que ofrece la RAE del término “amor” reflejan bastante bien la idea que estamos exponiendo.

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Recalcamos: según la RAE buscamos el amor porque lo necesitamos, porque somos insuficientes, porque otrxs tienen que completarnos y tenemos que entregarnos a alguien. Bastante tóxico, ¿no?

“(…) porque tenemos el amor bastante naturalizado y esencializado; porque lo consideramos algo intrínseco: parece que está ahí, que lo sentimos todos los seres humanos, que es incontrolable… Y eso resulta problemático, porque, si es así como comprendemos el amor, nunca nos plantearemos una necesidad de reflexionar y discutir sobre ello. Es algo aceptado por la sociedad”. – Mari Luz Esteban

Entonces, ¿qué es perjudicial es esta idea que hemos aprendido sobre el amor? ¿Cómo nos afecta?

Nos afecta a todas las personas en la medida en que crea unas expectativas irreales que influyen en nuestro bienestar emocional y resta importancia y valor a otros ámbitos vitales que pueden ser tan clave como el hecho de tener pareja (o más) para proporcionarnos satisfacción personal y conseguir vivir según los valores que decidamos.

En la entrevista de Mari Luz Esteban para Pikara Magazine, cuando le preguntan de qué manera se organiza la sociedad en base al amor, ella responde:

“En mi opinión, esa ideología del amor se forma y se alimenta principalmente de tres ámbitos: del ámbito de la pareja, del de la maternidad y del de los cuidados. La pareja es la base de la familia –tanto en filiaciones heterosexuales como en las homosexuales–; es el modelo de convivencia ideal, y, hoy en día, se encuentra en la cima de todos los tipos de amor. El amor y las emociones concretan muy bien lo que es importante y lo que no, lo que corresponde a los hombres y lo que corresponde a las mujeres, lo que es adecuado y lo que no, así como el comportamiento que debemos tener. Es una manera muy buena de ordenar el puzzle del mundo”.

Esta ideología ayuda a justificar que si el amor de pareja es lo principal en nuestras vidas, entonces por amor todo vale, hay que aguantar todo porque vale la pena. Se justifica así la violencia en todos sus grados (incluidos los más sutiles), aceptamos de forma inherente que el amor implica sufrir, y así lo expresamos. En euskera “enamoradx” se dice “maiteminduta”, que se traduciría de forma literal como “heridx por el amor”. No luchamos contra el sufrimiento dentro de la pareja porque asimilamos que está implícito en ella.

Es decir, el riesgo recae en poner en el amor de pareja una responsabilidad desigual con respecto a las otras relaciones afectivas y significativas que tenemos en nuestra vida (amigxs, familia…), nuestro trabajo, las diversas formas con las que nos realizamos como personas; las cosas que nos importan y por las que luchamos. El amor romántico no es el centro de nuestra vida, ni es lo que mejor nos va a hacer sentir siempre, ni nos va a salvar de nada.

“No voy a decir que haya que suprimir el amor de nuestra vida, sino que hay que introducir otras cosas en ella, para equilibrarlo. La gente dice que el amor es lo más importante de la vida, pero yo no estoy de acuerdo. Creo que la libertad es muy importante, así como la justicia, la solidaridad… Puede que el amor sea una de las cosas más importantes, pero no la única, ni la principal. (…) El amor no es la herramienta principal; es, simplemente, una herramienta más”. – Mari Luz Esteban

 

«Al capitalismo posmoderno no le viene nada bien que la gente se junte para propiciar un cambio político, social y económico que mejore las vidas de todos, por eso la industria del romanticismo nos vende estos paraísos hechos a medida: así permanecemos entretenidas buscando a la media naranja en vez de juntarnos con los demás para luchar por nuestros derechos y libertades.

El amor es un potente mecanismo de control social y político que sirve para que todos y todas adoptemos voluntariamente un estilo de vida basado en la desigualdad, la producción y el consumo. Pero también puede ser una vía revolucionaria para transformar colectivamente la realidad en la que vivimos». – Coral Herrera

 

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Ilustración: Paula Bonet

 

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Esteban, Mari Luz. “Se pueden hacer sacrificios por amor, pero siempre deben ser temporales”.

Herrera Gómez, Coral.

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